No es extraño que tras la muerte del creador de una empresa de gran envergadura, esta sea vendida a multinacionales extranjeras porque los herederos del fallecido, normalmente sus hijos, ni saben ni quieren hacerse cargo del negocio familiar que levantó su padre. Ahora bien, en algunos casos, podemos ver justamente lo contrario, cómo una empresa ya de por sí importante, se expande internacionalmente gracias al trabajo de los herederos.
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