Según un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores del Instituto de Toxicología de la Universidad de Shandong, en China, que realizaron una revisión sistemática de los datos obtenidos sobre veintiséis trabajos previos que analizaban los efectos del ajo sobre los niveles de colesterol y triglicéridos en el cuerpo humano ha concluido que el ajo puede reducir esos niveles, por lo que, una terapia con ajo podría resultar beneficiosa en personas con riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiovascular.
El ajo posee una sustancia denominada alicina. Cuando hablamos de alicina nos referimos a un compuesto azufrado el cual es el responsable del fuerte olor característico que se produce cuando el ajo es triturado o picado. Además, también es el responsable de las múltiples propiedades curativas que tiene el ajo. Esta enzima tiene vida desde el momento en que se produce y, hasta unos pocos días después. Más avanzado el proceso se destruye o quedan inactivadas sus propiedades por el calor, al ser el ajo cocinado. Por eso se recalca tanto que se debe comer crudo para que pueda desarrollar todas sus propiedades curativas.
Pero, un alimento tan importante y tan completo como lo es el ajo, ¿de dónde proviene? Según nos indican los escritos que vamos conservando a lo largo de la historia, el ajo procede originariamente de Asia Central, desde donde, con el paso de los años, se propagó hacia las zonas mediterráneas. En la actualidad, nuestro país presume de ser es el primer productor de ajos de toda la Unión Europea, exportándolo a países como Alemania, Francia, Portugal, Reino Unido, Brasil o Marruecos, entre otros.
El sector de la producción de ajo en nuestro país es uno de los más competitivos del mundo y es que hoy en día, la mayor parte del ajo que se consume en Europa proviene de nuestras tierras. Ajos Imperio Garlic es una de las empresas más longevas en este mundo y, por sus fincas y plantas de envasado han pasado cientos de miles de kilos que, unos pocos días después, acabaron en nuestras cocinas. Un trabajo del que debemos de estar agradecidos y es que, por su labor en el campo, podemos disfrutar del maravilloso placer que supone comer un ajo y disfrutar de sus propiedades.
Entre las propiedades que posee y los beneficios que provoca en nuestra salud el consumo de ajo, podemos citar algunos de los más importantes y entre los que destacan los siguientes:
- Es un excelente antibiótico y antiséptico general, pues es uno de los antibióticos naturales y más baratos que poseemos. Actúa sobre hongos –hongos de la piel y uñas- y bacterias, además también es un poderoso desinfectante, bactericida y purificador de la sangre e intestinos. Ayuda a combatir los parásitos intestinales y regula la flora intestinal, sin destruirla, ya que solo actúa sobre las bacterias patógenas.
- Estimula el sistema inmunitario, incrementando las defensas del organismo y aumentando así nuestra respuesta ante virus y bacterias.
- Se trata de un excelente aliado para evitar congestiones, eliminando la mucosidad, la bronquitis y las alergias y protegiendo nuestro sistema respiratorio. Además, ayuda a la cura del asma.
- Mejora la circulación de la sangre, dilatando los vasos sanguíneos, reduciendo el endurecimiento de las arterias, aumentando el flujo sanguíneo, protegiendo el corazón y las arterias…
- Anticoagulante, por ello, ante cualquier intervención quirúrgica, debe eliminarse su consumo.
- Estimula la secreción de jugos gástricos, por lo que es un producto beneficioso que facilita la digestión.
- Disminuye la presión arterial alta.
- Disminuye el colesterol y los triglicéridos.
- Es un alimento rico en minerales –selenio, potasio, fósforo, magnesio, zinc, yodo- y vitaminas, entre las que se encuentran las del grupo B, como la B1, B3, B6 y pequeñas cantidades de C y E.
- Reduce y regula la proporción de glucosa en sangre, por lo que es antidiabético.
- Estimula el sistema nervioso.
¿Cómo podemos diferenciar un ajo español del resto?
El ajo de procedencia española se caracteriza por tener una piel exterior blanca y la interior de un intenso color morado, su cabeza es redondeada, uniforme y de tamaño medio, con unos 8 o 10 dientes de media, ligeramente curvados. Además, a diferencia de los chinos, cuenta con un intenso aroma, sabor, picor e incluso un alto contenido en alicina que lo hace ser muy superior a los de la competencia, de ahí, que la inmensa mayoría de países europeos prefiera nuestros ajos frente a otros provenientes de sus zonas originarias en Asia.