Dientes blancos, ¿sanos o castigados?

Vengo de una familia de médicos de varias generaciones aunque de diferentes especialidades. Mi madre es cirujana. Mi abuelo era médico de familia como mi padre. Y yo soy dentista. A lo mejor soy yo la que más se separa de la rama pero sigo siendo médico al fin y al cabo. La semana pasada estuve en una feria de higiene bucodental a la que fui invitada y aluciné con la cantidad de productos que han creado para blanquear los dientes ¿Acaso todos desconocen de los efectos secundarios de estos productos? Si quieres algo bien hecho ve a esta clínica de blanqueamiento dental en Barcelona o a un buen profesional pero no hagas tonterías en casa que pueden salirte muy caras.

Para empezar os diré que la mayoría de esos productos contiene bicarbonato, que es muy abrasivo y puede acabar por destrozar el esmalte, aunque eso no es lo único ni lo peor porque no sé qué es más peligroso, si esos productos o los mejunjes caseros que hacen algunas jovencitas en casa porque siguen recetas de Internet. Los desconocen pero hay muchos peligros en esos blanqueamientos dentales caseros.

Hay que dejar una cosa clara. El esmalte es el único tejido del ser humano que no se vuelve a reproducir, el esmalte que se pierde, se pierde para siempre.

Yo he llegado a oír barbaridades como que debemos mezclar en un vaso limón y bicarbonato y cepillarnos los dientes con el líquido resultante del fondo que no es más que el mismo bicarbonato empapado en limón ¿Sabéis la barbaridad que es esa? Si te lavas con eso los dientes todos los días te quedarás sin ellos, te lo aseguro.

Pues bien, estos productos novedosos que traen packs de fábrica con los que blanquearte los dientes en casa son otra barbaridad similar. Si bien es verdad que utilizan prácticamente los mismos químicos que usamos los dentistas en las consultas, nosotros lo hemos en una proporción mínima y con aparatos de alta calidad mientras que los que me enseñaron a mí en la feria son rudimentarios y tienen proporciones altísimas de peróxido de hidrógeno lo que es igual de abrasivo que cepillarte los dientes con bicarbonato en casa.

Y lo que me parece más increíble es que ferias, supuestamente profesionales, con renombre, y con cierta popularidad, se presten a presentar este tipo de productos a la sociedad. Es más, había un par de marcas que ofrecían el producto a dentistas algo más baratos que al mercado en general con el fin de que este lo vendiera luego en su consulta a sus pacientes y se llevara la diferencia. Supongo que alguno accederá pero os puedo asegurar que un buen dentista jamás vendería este tipo de productos. Nunca.

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