Una de las cualidades que diferencia a un buen emprendedor de otro que se queda en el camino, no es el contar con una gran inversión, ni siquiera tener un currículo brillante o una enorme experiencia en su sector, si bien, todas estas cosas ayudan, y mucho. Una de las características que pueden significar el éxito o el fracaso de un emprendedor es su resiliencia. Y es que, la mayoría de los emprendedores de largo recorrido tienen interiorizado eso de que, no existe el fracaso solo las nuevas oportunidades de triunfar. Por ello, lo importante no es el fracaso en sí, si no la capacidad de saber cuando debemos cesar nuestro empeño en una dirección que demuestra no dar más de sí. Al final, toda esa energía debemos de reorientarla en una dirección que con menos esfuerzo nos de grandes resultados.
Ocurre a menudo que estamos orientando mal nuestro negocio, nos perdemos en los detalles y no recordamos que lo realmente importante es dar soluciones a nuestros presentes o futuros clientes.
Cuántas veces nos perdemos en mil detalles sin terminar de responder a lo que realmente están pidiendo nuestros clientes. Tengamos muy claro quién es nuestro cliente ideal y respondamos perfectamente a sus necesidades. Esa es la clave.
La Clave está en dar Soluciones
Soluciones efectivas y novedosas que no encuentren en ningún otro lugar. Esta es una de las premisas sobre las que he montado mi negocio como consultora de Marketing.
Y es que, después de terminar mi especialización en Comunicación en una de las Universidades mas prestigiosas de Barcelona, en Formatic Barcelona, tenía claro que lo que quería era emprender, así que monte una Tienda Online.
Me hice con la ayuda de un par de inversores y seguí adelante con mi idea. Mis conocimientos de comunicación fueron clave para aparecer en muchos medios de comunicación, todo marchaba muy bien pero montar un negocio supone muchos gastos y más en sectores como es el de la moda.
Los gastos del local, los impuestos añadidos, todo empezaba a hacer cuesta arriba el proyecto, ya que pasados tres años seguíamos sin tener beneficios significativos, tan solo cubríamos gastos.
Así que, tras valorarlo, y con la dificultad que supone soltar ciertos proyectos me armé de valor y tomé la decisión de vender mi empresa, a penas una recién nacida.
Encontré un vendedor, me tomé un par de meses de descanso y empecé a plantearme en qué invertir el dinero. Para algunos, podría decirse que fracasé en mi primer intento de emprendimiento, y sí, es una manera de verlo pero para mí fue la oportunidad de encontrar el trabajo ideal para mí.
Uno en el que encuentro el equilibrio perfecto a mis prioridades, entre ellas, tener tiempo para mí y hacer algo que realmente me apasione, sin por ello renunciar a tener una buena situación económica.
La consultoría a otros emprendedores ha resultado ser mi gran respuesta, y es que detecto con mucha facilidad cada paso que da un emprendedor en sus inicios y sé lo que necesita para clarificar su mente.
Fue así, al pararme a pensar en qué soluciones de valor podía aportar cuando encontré una idea que resultó ser mi gran éxito como emprendedora. Éxito sí, pese a la relatividad de ambos. Y es que, al final en el mundo del emprendedor no existe tal cosa como el éxito o el fracaso, sino esos mil intentos de los que no era una bombilla, hasta encontrar la que brilla con la luz más intensa.