Seguro que has escuchado alguna vez que las ventanas de PVC son idóneas para el invierno porque mantienen por más tiempo el calor del interior de los hogares. Por tanto, hace que gastemos menos en calefacción. Ahora llega el buen tiempo. ¿En verano qué? Para el verano son igualmente adecuadas. Gastarás menos en aire acondicionado. Te explicamos por qué.
Las ventanas de PVC son uno de los elementos más aislantes que se emplean en la construcción. Separa radicalmente la temperatura que se da en el interior de los edificios de la del exterior.
Los edificios españoles no son eficientes energéticamente. Según señala Europapress, la mayoría de los edificios de nuestro país pertenecen a la calificación energética “D”. En España consumimos 137 kW/hora por metro cuadrado para climatizar e iluminar los espacios. La clasificación energética adecuada sería la “B” con 72,3 kW/hora por metro cuadrado, y la óptima sería la “A”, con 44,6 kW/hora. Aunque estamos por encima de la media europea, aún queda mucho para que nuestras casas sean eficientes energéticamente.
Esto afecta a nuestro bolsillo y a nuestra comodidad. Significa que para tener una temperatura confortable necesitamos gastar más dinero en energía eléctrica, puesto que una parte de la temperatura de nuestras habitaciones se pierde.
La razón está en la calidad de los materiales de construcción y cerramiento de los hogares. La mayor parte de los edificios españoles tienen más de 30 años de antigüedad. En aquella época, y más antes, no existía la sensibilidad por el medioambiente que hay hoy en día. Tampoco se habían desarrollado los materiales de construcción con la eficiencia que hay en la actualidad, y los que existían eran demasiado caros.
Durante el “boom” de la construcción, a finales del siglo pasado, lo que primaba era construir mucho y rápido, con unas calidades más o menos aceptables. Por ejemplo, para las ventanas se utilizaba el aluminio porque era un metal económico de fabricar y soportaba el peso de los cristales dobles, que eran los que en realidad impermeabilizaban la casa.
Esta preocupación por el gasto energético se ha agudizado en los dos últimos años. En los que hemos asistido a un aumento del recibo de la luz hasta colocarse en máximos históricos, lo cual ha desequilibrado las economías domésticas.
La guerra de Ucrania ha evidenciado una realidad. La dependencia que tiene Europa, y en especial España, en la producción de energía. Gastar menos en electricidad, no solo beneficia a nuestros bolsillos, sino que reduce el endeudamiento exterior del país y rebaja la contaminación del medio ambiente. No nos olvidemos que la mayor parte de la energía que se genera en la actualidad se sigue produciendo con combustibles fósiles.
Menos aire acondicionado en verano.
Si tienes instaladas ventanas de PVC puedes tener el aire acondicionado a una temperatura más alta para mantener fresca la casa. Las autoridades recomiendan tener el aparato de aire acondicionado a una temperatura entre 24 y 26 grados. Por el calor que llega a hacer en julio y agosto solemos poner el aparato a unos 21 o 22 grados. Con 24 grados nos agobiamos.
Lógicamente, si tenemos el aire acondicionado a una temperatura más alta, gastamos menos electricidad. Para que eso sea posible necesitamos que la habitación no se abra continuamente a la calle y que tengamos unas instalaciones adecuadas. Lo que suele suceder es que el fresco del interior sale para el exterior y, en la casa o la oficina, entra el calor de la calle. Esto pasa hasta con las ventanas cerradas.
El PVC es un aislante térmico, evita que se produzca este fenómeno. Las ventanas más antiguas estaban fabricadas en madera. Por muy bien que se tratara con barnices y esmaltes, la madera terminaba erosionándose por las condiciones ambientales. Abriendo pequeñas grietas por las que entraba el aire de la calle, caliente en verano y frío en invierno.
Para resolver este problema se desarrollaron las ventanas de aluminio. Un metal antioxidante y resistente al clima. Sin embargo, el aluminio es un conductor del calor. Tras recibir el impacto de los rayos de sol durante toda la mañana genera un efecto radiador que lo que hace es calentar aún más la habitación. Para reducir las consecuencias se creó el puente térmico. Un relleno de goma que se coloca en una cámara interna del marco de las ventanas de aluminio. Esta solución mitiga el problema, pero no lo resuelve.
El PVC logra aislar radicalmente las temperaturas del interior y del exterior. No existe una pérdida de aire frio de la estancia, ni se recalienta la ventana por mucho calor que haga en la calle. Los expertos de Crear Sur, una empresa instaladora de ventanas de PVC de Granada, nos comentan que este tipo de ventanas evita la formación de hogos y mohos en las paredes. Algo muy habitual por la condensación. La diferencia de temperatura entre el interior de la casa y el exterior.
Un material 100% reciclable.
Una de las preguntas que se plantea la gente es si el PVC es contaminante, ya que es un plástico derivado del petróleo. Lo cierto es que la mayor parte del PVC que se utiliza en la construcción es reciclado. Una de las propiedades que tiene este material es que se puede reciclar indefinidamente sin perder calidad. En el proceso no se vierten gases contaminantes a la atmósfera. El reciclaje del PVC es tan antiguo como su utilización.
El blog especializado «Tecnología de los plásticos» nos comentan los 4 procedimientos que se utilizan en la actualidad para reciclar PVC.
- Reciclado mecánico. Este es el sistema más empleado en todo el mundo. Consiste en seleccionar y limpiar residuos de PVC y triturarlos hasta formar virutas con ellos. Estas virutas se calientan a gran temperatura hasta formar unas perlas de plástico o un polvo molido. El material se vuelve a cocer y prensar para formar unas láminas de diferente grosor que servirán de materia prima para elaborar distintos productos.
- Reciclaje químico. Los residuos de PVC son sometidos a procesos químicos, bajo condiciones de temperatura y presión controlada, para obtener con ellos otros materiales más elementales. Como aceites y gases que se emplean en otros procesos de la industria. Este sistema de reciclaje se utiliza en Alemania y en Japón.
- Reciclaje energético. Según comentan en este blog, esta tecnología se emplea en Europa, EEUU y algunos países de Asia para generar energía. Consiste en una incineración controlada de PVC para aprovechar toda la energía contenida en el material. A penas se vierten gases nocivos a la atmosfera, pues hasta las sustancias gaseosas liberadas se emplean para mover turbinas.
- Reciclaje con disolventes. Este sistema permite separar el PVC de otros materiales (poliéster, caucho, metales, tejidos naturales) para su posterior reutilización. El PVC lo encontramos en una gran cantidad de aplicaciones, no solo en estado puro. Aparece en la fibra de algunas ropas, en el recubrimiento de cables y aparatos eléctricos, en el envoltorio de productos de alimentación, etc. Mediante este proceso, los residuos de PVC se muelen y se introducen en grandes cubas con disolventes. El disolvente descompone el plástico y lo separan de otros elementos como fibras o metales. Se pasan por un filtro y la solución se somete a precipitación por vapor de agua, que separa el PVC del disolvente, pudiendo reutilizar este. El PVC se tritura en polvo y se vuelve a utilizar para fabricar nuevos productos.
Un material adaptable.
Una de las aplicaciones que tenía la carpintería de aluminio a finales del siglo pasado era la posibilidad de cerrar paredes y terrazas y convertirlas en una habitación más de la casa. El aluminio se puede cortar fácilmente y adaptarse a cualquier dimensión. El PVC es tan maleable como el aluminio. Puede cubrir cualquier superficie.
Las ventanas de PVC son muy valoradas en decoración e interiorismo. Ya que se pueden fabricar en una infinidad de colores y texturas. Desde perfiles metalizados que imitan el metal, hasta otros, que parecen marcos de madera. En ese sentido, ofrece más posibilidades que el aluminio. Se pueden encontrar en el mercado ventanas de PVC de dos colores. Un color blanco para el exterior, para que esté en sintonía con el resto del edificio, y otro color en el interior más adecuado con la decoración de la estancia.
Quizás, el problema principal que tiene el PVC respecto al aluminio, el material rival, por llamarlo de alguna manera, es la dificultad que tiene el derivado plástico para soportar grandes superficies acristaladas. El aluminio es un material idóneo para estos trabajos. Una estructura de aluminio pesa muy poco, tiene una gran resistencia y soporta muy bien el peso de las cristaleras. Algo que no sucede con el PVC, que en grandes superficies terminaría cediendo al peso de los cristales. Este problema no se aprecia en las ventanas y puertas utilizadas para uso doméstico, donde el PVC soporta sin problemas cristales de 2 metros por 1,20.
Desde luego, para tener un buen aislamiento térmico en el hogar o en el lugar de trabajo, durante todo el año, las ventanas de PVC son, quizás, la mejor opción.