No es extraño que tras la muerte del creador de una empresa de gran envergadura, esta sea vendida a multinacionales extranjeras porque los herederos del fallecido, normalmente sus hijos, ni saben ni quieren hacerse cargo del negocio familiar que levantó su padre. Ahora bien, en algunos casos, podemos ver justamente lo contrario, cómo una empresa ya de por sí importante, se expande internacionalmente gracias al trabajo de los herederos.
Recibí una visita muy especial hace menos de dos años, una visita de la cual no podía hablar hasta que la cosa no se encaminara por petición expresa de los nuevos dueños de una de las empresas más grandes a nivel nacional. Tres jóvenes, de 23, 27 y 33 años acababan de heredar un imperio con el que no sabían qué hacer, y acudieron a mí en busca de apoyo y asesoramiento, algo de lo que me siento muy orgullosa.
El primer paso fue ver hasta donde llegaban sus nuevos derechos legales, algo en lo que tengo que dar las gracias a la Notaría Alicia Velarde Valiente, quien nos ayudó a resolver todas las dudas que en ese momento atacaban mi mente. Una vez definido todo ese tema había que ver cómo se encontraba la empresa económicamente y, al parecer, nada indicaba que pudiera haber algún problema en un corto espacio de tiempo. Sin embargo, cuando una persona que se ha ganado a pulso el respeto de sus trabajadores y proveedores desaparece, la falta de alguien que sea la imagen corporativa de la compañía provoca que algunos pierdan la confianza en dicho negocio, por muy importante que sea. Y así nos pasó con algunos proveedores y algún trabajador. El más importante: la empresa a la que la compañía compraba sus envases, un producto de vital importancia para poder seguir con la actividad profesional.
Fue Pérez Linares quien confió en nosotros, a pesar de nuestra poca experiencia, y quien nos dio la oportunidad de continuar con el legado que el padre de mis clientes había creado de la nada.
Pero esto no se trataba solo de salir del paso, queríamos mejorar las infraestructuras, la logística y el producto, así que empezamos por lo más sencillo: la logística. Depositamos nuestra confianza en Rielec, una empresa especializada en automatización industrial que nos dio las bases para poder empezar a crecer y así, poco a poco, asesorados por mis conocimientos, los tres hermanos se fueron abriendo camino en el mercado internacional y, a día de hoy, no sólo han mantenido aquello por lo que su padre luchó tanto sino que lo han mejorado y lo han expandido. Todo un ejemplo de éxito que demuestra que querer es poder.
Esto no significa que, a partir de ahora, hayan unas pautas o normas que aseguren el éxito de los hijos que heredan empresas de sus padres, ni mucho menos, pero sí viene a demostrar que, por muy joven e inexperto que se sea, si pones todo tu empeño en algo y te unes a personas profesionales que están dispuestas a confiar en ti y ayudarte, puedes llegar más lejos de lo que crees.